31 mar 2009

Bitácora del Capitán

Viernes 16-01-2009

01:10 a.m.
Hace solo cuestión de minutos pude divisar con mi telescopio el Cinturón de Orión, y las estrellas correspondientes a cada pie de Orión.
Es increíble que no sólo esas, sino cada una de las estrellas que vemos, esos diminutos puntos, sean cosas gigantescas y llenas de energía propia.

Ahora son la 01:14 a.m. y voy a observar la Luna, si bien tengo una suave capa de niebla en mi campo visual, no creo que afecte.
La Luna, otro cuerpo extraordinario, parece tan cercana y plácida, y está tan lejos. Antes de morir quiero caminar sobre ella, si es que la Tierra Prometida no se encuentra en ella. La Luna es mi debilidad, es, del espacio exterior, lo que en verdad me importa, lo que más me atrae; más que cualquier otro cuerpo espacial, incluso el Sol mismo. Ella está ahí, siempre, ella es omnipresente, el Sol no, y está ahí, velando por nosotros, tranquila, como si nada le importara.

01:23 a.m.
Ahora se encuentra destapada de las nubes que hace un momento la cubrieron totalmente.

01:25 a.m.
Ya pude enfocarla correctamente, pero nuevamente un inmenso manto acolchonado la cubrió.

01:28 a.m.
Hace un minuto se divisó una porción grande del cuerpo y nuevamente ha sido tapado, pero esta vez por una gran masa de nubes densas y oscuras y arriba y detrás de éstas se ve una nube delgada que de su corazón sale el brillo de la Luna, y parece que así va a quedar por un largo rato.

Así finaliza mi experiencia nocturna de hoy.
01:32 a.m.


06:20 a.m. (Playa de Santa Teresita, costa argentina)
Recién está amaneciendo. El cielo está repleto de nubes pero la salida del Sol se va a ver bien.
Las gaviotas vuelan por todos lados.


06:51 a.m.
Es hermoso. El Sol acaba de terminar de salir. Es increíble cómo paulatinamente se asoma y a la vez la aparición es tan efímera. Es precioso cómo aparece el Sol, anaranjado y tan brillante que lastima los ojos de cualquiera, con su halo de tonos violáceos y rosados, apenas bañados en naranja.
Las nubes van adquiriendo protagonismo tomando prestados éstos colores.

06:55 a.m.
Ahora todo está anaranjado y encandilador, casi cegador; y el Comandante en Jefe Señor Sol sigue elevándose Firme y Seguro.

14 mar 2009

Delirios Nocturnos -entrega Nº 1-

Esta nueva noche, en mi habitación solitaria y desordenada, algunas de mis personalidades y yo, o capaz solamente ellas, estamos y están pensando sobre qué hablar. El cansancio levanta su mano diciendo presente, pero el sueño brilla Portu ausencia. Pero me pregunto, ¿el sueño, necesidad de dormir, o el sueño, soñar a futuro, alcanzar los sueños?
¿Quién no tuvo nunca esta riña en su mente? Ahora pregúntense ustedes. Cuando sienten falta de sueño y hace una hora que están acostados, ¿es porque el cuerpo no está cansado o porque sienten falta de motivación o incapacidad de alcanzar y realizar sus sueños, las cosas que se proponen para su vida? Esto lo dejo aquí, para hacer una reflexión; este tema no viene al caso. En realidad, nada de lo que hoy escriba viene al caso, porque no hay ningún “caso” que vayamos a tratar hoy. Esto es solo una simple especie de free writing, término que supongo ya ha sido acuñado anteriormente.
Volviendo a este “caso inexistente”, surge una nueva cuestión: si nuestra mente y nuestra vida nos juegan constantes trucos, o si somos nosotros los que pensamos sobre determinada cosa en determinada manera, y por esto, sucede justamente lo contrario a lo que en verdad queremos. Si bien comencé el párrafo diciendo de volver al caso inexistente. ¿Y dónde está lo inexistente? En su todo, en el conjunto de ideas, el ir y venir de preguntas y respuestas y de preguntas sin respuesta alguna, eso es lo que llamo el “caso inexistente”.
Un tema en su totalidad es la inexistencia misma, ¿y por qué? Porque cuando nuestra mente comienza a profundizar e intenta llegar más allá de todo, el río de opiniones, ideas y opciones aumenta su caudal, y las ideas mismas destruyen el significado de todo lo que la mente había adquirido.
Y remontándonos al segundo párrafo, en este texto no iba a haber “caso” alguno. Y en lo consecuente, comencé a tratar un tema, es decir, un caso, que ha sido el “caso” mismo. Analizando, no rompí la regla de que no iba a escribir sobre algún caso, porque cuando comencé a hacerlo, automáticamente las ideas convirtieron al “caso existente” en el “caso inexistente”. Por lo tanto, el caso inexistente que desarrollé, no ha estado presente.
“En realidad, nada de lo que hoy escriba viene al caso, porque no hay ningún “caso” que vayamos a tratar hoy.”